¿Por qué la iglesia necesita más masculinidad bíblica?

¿Por qué la iglesia necesita más masculinidad bíblica?

Por: Edgar J. Nazario | Tiempo de lectura 15-18 minutos
¿Alguna vez se han preguntado por qué parece haber una crisis de liderazgo masculino en nuestras iglesias y hogares? En un mundo que constantemente redefine los roles de género, nosotros, como creyentes, debemos volver a las raíces de lo que la Biblia enseña sobre la masculinidad. No se trata de machismo o dominación, sino de un llamado divino a liderar con amor, integridad y propósito.

En este artículo, exploraremos tres razones fundamentales por las que la iglesia necesita urgentemente más masculinidad bíblica. Prepárense para ser desafiados, inspirados y equipados para abrazar el diseño de Dios para los hombres en la iglesia y en el hogar.

1. Para Restaurar el Liderazgo Espiritual en el Hogar

Imaginemos por un momento a un capitán de barco en medio de una tormenta feroz. Tiene dos opciones: puede esconderse en su camarote y esperar que pase la tormenta, o puede tomar el timón, enfrentar las olas y guiar a su tripulación hacia aguas seguras. El verdadero líder elige lo segundo, arriesgando su propia comodidad y seguridad por el bien de los demás.

De la misma manera, Dios llama a los hombres a ser líderes espirituales en sus hogares. No se trata de ser un dictador, sino de guiar con amor y sacrificio. El apóstol Pablo lo expresa bellamente en Efesios 5:25:

«Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella» (RVR60).

Este versículo nos presenta un modelo de masculinidad centrado en el amor sacrificial. Pablo usa el amor de Cristo por la iglesia como ejemplo para los esposos. Este no es un amor pasivo o distante, sino uno que se entrega completamente.

La palabra griega para «amad» aquí es «agapate», un imperativo presente que implica una acción continua. No es un sentimiento momentáneo, sino una decisión constante de amar. Además, la frase «se entregó a sí mismo» en griego literalmente significa «se entregó». Esto nos muestra que el liderazgo espiritual masculino implica una entrega total, incluso hasta el punto del sacrificio personal.

Pero, ¿cómo se ve esto en la práctica? Hermanos, permítanme hacerles algunas preguntas:

- ¿Estamos tomando la iniciativa en la vida espiritual de nuestras familias?
- ¿Somos los primeros en abrir la Biblia, en iniciar la oración, en sugerir ir a la iglesia?
- ¿O nos escondemos detrás del control remoto o del celular, esperando que alguien más tome la iniciativa?

Ser un líder espiritual significa tomar la iniciativa en la oración familiar, en el estudio de la Palabra y en el servicio a la iglesia. No se trata de dominar, sino de servir con amor, como Cristo lo hizo.

Aquí hay algunas ideas prácticas para comenzar:

  • 1. Organiza un devocional familiar semanal. No tiene que ser largo o complicado. Incluso 15 minutos pueden hacer una gran diferencia.

  • 2. Ora con tu esposa regularmente. Esto no solo fortalecerá tu matrimonio, sino que también modelará la importancia de la oración para tus hijos.

  • 3. Sé el primero en sugerir actividades espirituales. Ya sea ir a la iglesia, servir en un ministerio o ayudar a un vecino necesitado.

  • 4. Sé vulnerable. Comparte tus luchas espirituales con tu familia. Esto les mostrará que el crecimiento espiritual es un proceso continuo.

Recuerden, hermanos, que este tipo de liderazgo no viene naturalmente. Requiere intencionalidad, humildad y una dependencia constante de Dios. Pero las recompensas son eternas.

2. Para Modelar la Integridad y la Fortaleza de Carácter

En un mundo donde la integridad parece ser cada vez más escasa, la iglesia necesita hombres que se mantengan firmes en sus convicciones. El apóstol Pablo nos da una poderosa exhortación en 1 Corintios 16:13:

«Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos» (RVR60).

Este versículo es un llamado a la acción para los hombres de la iglesia. Pablo usa cuatro imperativos que describen aspectos clave de la masculinidad bíblica:

  • 1. «Velad»: Significa estar alerta, vigilante. En un mundo lleno de tentaciones y engaños, los hombres cristianos deben estar espiritualmente despiertos.

  • 2. «Estad firmes en la fe»: Implica permanecer inmóvil, no ceder terreno. Nuestra sociedad relativista necesita hombres que se mantengan firmes en la verdad bíblica.

  • 3. «Portaos varonilmente»: Literalmente significa «sean hombres», pero en el contexto implica actuar con valor y determinación. No se trata de machismo, sino de tener el coraje de hacer lo correcto, incluso cuando es difícil.

  • 4. «Esforzaos»: Significa fortalecerse, ser poderoso. Esto habla de desarrollar una fortaleza interior que viene de Dios.

Estos verbos pintan la imagen de un hombre que está espiritualmente alerta, firme en sus convicciones, valiente en sus acciones y fuerte en su carácter. Esta es la masculinidad que la iglesia necesita desesperadamente.

Para ilustrar esto, permítanme compartirles la historia de Eric Liddell, el «corredor escocés volador». Liddell era un atleta olímpico y un ferviente cristiano. En los Juegos Olímpicos de 1924, se negó a correr en su mejor evento, los 100 metros, porque la carrera estaba programada para un domingo.

A pesar de la presión inmensa, Liddell se mantuvo firme en su convicción de honrar el día del Señor. En cambio, compitió en los 400 metros, una distancia para la que no estaba tan preparado. Sorprendentemente, no solo ganó la carrera, sino que también estableció un nuevo récord mundial.

Liddell demostró que la integridad y la fortaleza de carácter son más importantes que cualquier medalla de oro. Su ejemplo nos desafía a vivir con la misma integridad en nuestros días.

Hermanos, nuestra sociedad está desesperada por ver hombres de integridad. En un mundo donde las mentiras, la corrupción y la infidelidad son comunes, estamos llamados a ser diferentes. ¿Cómo podemos aplicar esto en nuestra vida diaria?

  • 1. Sé un hombre de palabra: Si prometes algo, cúmplelo. Que tu «sí» sea sí, y tu «no» sea no.

  • 2. Sé honesto en tus negocios, aun cuando te cueste: La integridad en el trabajo puede ser un poderoso testimonio.
  • 3. Mantén tus ojos y tu corazón puros: En una cultura saturada de contenido sexual, comprométete a la pureza. Evita la pornografía y la lujuria.

  • 4. Defiende la verdad, incluso cuando no sea popular: Puede que te cueste amistades o oportunidades, pero la verdad de Dios siempre prevalece.

  • 5. Sé responsable: Encuentra un hermano en la fe que puedas rendirle cuentas. La verdadera fortaleza se encuentra en la vulnerabilidad y la humildad.

Recuerden, la verdadera fortaleza no está en los músculos, sino en el carácter. Y ese carácter se forja en las pequeñas decisiones diarias de integridad y obediencia a Dios.

3. Para Equipar y Discipular a la Próxima Generación

Finalmente, la iglesia necesita hombres que estén comprometidos con el discipulado y la mentoría de la próxima generación. El apóstol Pablo, en su carta a Timoteo, nos da una clara instrucción sobre esto:

«Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2, RVR60).

Este versículo nos muestra el principio del discipulado multigeneracional. Pablo le está hablando a Timoteo, su hijo espiritual, y le está dando instrucciones sobre cómo perpetuar la fe.

La frase «lo que has oído de mí» implica una transmisión oral de enseñanzas. No se trata solo de información, sino de vida compartida. «Encarga» es un imperativo aoristo que sugiere una acción decisiva. No es una sugerencia, sino un mandato.

«Hombres fieles» se refiere a personas confiables y creyentes. «Idóneos para enseñar» indica la capacidad de instruir a otros. Este versículo nos muestra que la masculinidad bíblica implica no solo recibir, sino también transmitir la fe a otros. Es un llamado a la responsabilidad de equipar y discipular.

Piensen en el proceso de fabricación de una vela. Una vela encendida puede prender muchas otras velas sin perder su propia llama. De hecho, al encender otras velas, la luz total en la habitación aumenta. De la misma manera, cuando un hombre maduro en la fe invierte su tiempo y energía en discipular a otros, no pierde nada. Por el contrario, multiplica su impacto y hace que la luz de Cristo brille aún más en la iglesia y en el mundo.

Hermanos, ¿estamos tomando en serio nuestro papel como discipuladores? No importa tu edad o tu nivel de conocimiento bíblico, siempre hay alguien a quien puedes mentorear. Aquí hay algunas ideas prácticas para comenzar:

  • 1. Invita a un hombre más joven a tomar un café: Comienza una relación de mentoría informal. Comparte tu testimonio, tus luchas y tus victorias en Cristo.

  • 2. Ofrécete para estudiar la Biblia juntos: Podrían leer un libro de la Biblia juntos o trabajar en la memorización de versículos.

  • 3. Lleva a alguien contigo cuando sirvas: Si eres parte de un ministerio en la iglesia, invita a alguien más joven a servir contigo y enséñale cómo hacerlo.

  • 4. Sé un ejemplo vivo: Recuerda que el discipulado no es solo lo que dices, sino cómo vives. Deja que otros vean tu caminar con Cristo en la vida cotidiana.

  • 5. Sé paciente y perseverante: El discipulado es un proceso a largo plazo. No te desanimes si no ves resultados inmediatos.

Recuerda, el discipulado no es un programa, es una relación. Al invertir en otros, no solo los estás ayudando a crecer, sino que también estás asegurando el futuro de la iglesia.

Conclusión:

Queridos hermanos, la iglesia necesita urgentemente más masculinidad bíblica. Necesitamos hombres que lideren con amor sacrificial en sus hogares, que modelen integridad y fortaleza de carácter en la sociedad, y que se dediquen a equipar y discipular a la próxima generación.

Este llamado no es fácil. Va en contra de muchas tendencias culturales y requerirá valentía, determinación y dependencia total de Dios. Pero las recompensas son eternas. Imaginen una iglesia llena de hombres que reflejen el carácter de Cristo, que amen a sus familias como Cristo amó a la iglesia, que se mantengan firmes en la verdad y que inviertan en las generaciones futuras.

Hermanos, este es nuestro llamado. No podemos conformarnos con menos. La iglesia, nuestras familias y nuestra sociedad necesitan hombres que se levanten y abracen la masculinidad bíblica en toda su plenitud.

¿Responderás al llamado? Que Dios nos dé la gracia y la fuerza para ser los hombres que Él nos ha llamado a ser. El futuro de la iglesia y de nuestras familias depende de ello.

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