¿Por qué criar nuestro hijos en la Palabra de Dios?

¿Por qué criar nuestro hijos en la Palabra de Dios?

Por: Edgar J. Nazario | Tiempo de lectura 15-18 minutos
Queridos amigos, ¿alguna vez se han preguntado cómo podemos criar a nuestros hijos para que sean fuertes en la fe y firmes en sus convicciones en un mundo que cambia constantemente? En estos tiempos donde los valores se desdibujan y las influencias negativas abundan, los padres cristianos enfrentamos un desafío único. Pero no temamos, porque tenemos a nuestra disposición la herramienta más poderosa para la crianza: la Biblia.

Criar a nuestros hijos en la Palabra de Dios no es simplemente una buena idea; es una necesidad vital para su bienestar espiritual y emocional. En este artículo, exploraremos tres razones fundamentales por las que la Palabra de Dios debe ser el centro de nuestra crianza. Prepárense para descubrir cómo la Biblia puede transformar la manera en que educamos a nuestros pequeños.

1. La Palabra de Dios: La Fuente de Sabiduría Verdadera

Imaginen por un momento a un joven marinero en su primer viaje por el vasto océano. Las aguas son desconocidas, llenas de peligros ocultos y corrientes traicioneras. Sin embargo, el capitán le entrega al joven un mapa detallado y una brújula precisa. Estos instrumentos no solo le muestran el camino correcto, sino que también le advierten sobre los peligros y le revelan los mejores puertos para refugiarse durante las tormentas.

De la misma manera, la Palabra de Dios es nuestro mapa y brújula en el viaje de la vida. El Salmo 19:7 nos dice algo hermoso sobre esto:

«La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.» (RVR60)

¿No es maravilloso? Este versículo nos revela una verdad profunda sobre el poder de la Palabra de Dios. Cuando dice que la ley de Jehová es «perfecta», no se refiere solo a un conjunto de reglas, sino a toda la enseñanza de Dios. Es como si Dios nos estuviera entregando un manual completo para la vida, sin errores y totalmente confiable.

Y fíjense en lo que hace esta palabra perfecta: «convierte el alma». En el idioma original, esta frase sugiere un giro completo, una restauración. ¿No es eso lo que queremos para nuestros hijos? Que sean restaurados y transformados a la imagen de su Creador.

Pero hay más. El «testimonio de Jehová» se describe como «fiel». En un mundo donde las promesas se rompen fácilmente, la Palabra de Dios permanece constante y confiable. Y lo mejor de todo, «hace sabio al sencillo». Imaginen el poder de esto: nuestros hijos, que son inexpertos en los caminos del mundo, pueden obtener sabiduría directamente de la fuente de toda sabiduría.

Entonces, ¿cómo podemos aplicar esto en la crianza de nuestros hijos? Aquí van algunas ideas prácticas:

  • Establezcan un tiempo diario de lectura bíblica en familia. Puede ser durante el desayuno, antes de dormir, o en cualquier momento que funcione para ustedes. Lo importante es la constancia.
  • Animen a sus hijos a memorizar versículos clave. Pueden hacer de esto un juego familiar. Por ejemplo, podrían tener una «palabra de la semana» y ver quién puede recitarla más veces en situaciones cotidianas.
  • Cuando sus hijos enfrenten desafíos, ya sea en la escuela o con amigos, ayúdenles a buscar orientación en la Biblia. Enséñenles a preguntarse: «¿Qué diría Dios sobre esto?»
  • Compartan con sus hijos cómo la Palabra de Dios les ha ayudado en su propia vida. Los niños aprenden mucho del ejemplo de sus padres.

Al hacer esto, estamos equipando a nuestros hijos con la sabiduría más profunda y duradera que existe, preparándolos para enfrentar cualquier desafío que la vida les presente.

2. La Palabra de Dios: Formadora del Carácter y los Valores

Ahora, imaginemos juntos a un escultor trabajando en un bloque de mármol. Al principio, la piedra es áspera y sin forma, pero con cada golpe cuidadoso del cincel, cada pasada suave de la lija, una hermosa figura comienza a emerger. El escultor trabaja con paciencia, día tras día, siguiendo un diseño cuidadosamente planeado. Con el tiempo, lo que antes era una simple roca se convierte en una obra de arte maravillosa.

De manera similar, criar a nuestros hijos en la Palabra de Dios es como esculpir sus caracteres. Cada enseñanza bíblica, cada principio divino que les inculcamos, es como un golpe del cincel que da forma a sus valores, ética y visión del mundo. Es un proceso que requiere tiempo y paciencia, pero el resultado es hermoso.

En Proverbios 22:6, encontramos una promesa poderosa para los padres:
«Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» (RVR60)

Este proverbio contiene una verdad profunda sobre la formación del carácter. La palabra «instruye» en el idioma original tiene la idea de «dedicar» o «iniciar». No se trata solo de dar información, sino de guiar a nuestros hijos en un camino de vida.

Y fíjense en la frase «en su camino». Esto sugiere que debemos adaptar nuestra enseñanza a la naturaleza única de cada niño. ¡Qué hermoso es saber que Dios reconoce la individualidad de cada uno de nuestros hijos y nos anima a adaptar nuestra enseñanza a sus necesidades específicas!

La promesa al final del versículo es poderosa: «aun cuando fuere viejo no se apartará de él». Esto nos asegura que una formación temprana basada en los principios divinos tiene el potencial de influir en toda la vida de una persona.

Entonces, ¿cómo podemos aplicar esto en la crianza diaria? Aquí van algunas ideas:

  • Conozcan bien a sus hijos. Observen sus fortalezas, debilidades y personalidades únicas. Usen este conocimiento para adaptar su enseñanza de la Palabra de Dios a las necesidades específicas de cada uno.
  • Creen un ambiente en el hogar donde los valores bíblicos no solo se enseñen, sino que se vivan. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que oyen.
  • Aprovechen las situaciones cotidianas para enseñar principios bíblicos. Por ejemplo, cuando sus hijos tengan conflictos con amigos, pueden guiarlos usando las enseñanzas de Jesús sobre el perdón y la reconciliación.
  • Involucren a sus hijos en actividades de servicio desde pequeños. Podrían ayudar en la iglesia o participar en proyectos comunitarios. Esto les ayudará a poner en práctica los valores cristianos.
  • Sean modelos vivos de los valores que quieren inculcar. Recuerden, nuestros hijos aprenden tanto de lo que hacemos como de lo que decimos.

Al formar el carácter de nuestros hijos basándonos en la Palabra de Dios, les estamos dando un fundamento sólido que los sostendrá a lo largo de sus vidas, sin importar los desafíos que enfrenten.

3. La Palabra de Dios: Protección Espiritual para Nuestros Hijos

Finalmente, pensemos en un padre enseñando a su hijo a andar en bicicleta. Al principio, el niño necesita ruedas de entrenamiento para mantener el equilibrio. Estas rueditas le dan estabilidad y seguridad mientras aprende a pedalear y dirigir. Con el tiempo, a medida que el niño gana confianza y habilidad, las ruedas de entrenamiento se pueden quitar. Pero incluso entonces, el padre corre junto a la bicicleta, listo para atrapar al niño si se cae. Finalmente, llega el momento en que el niño puede andar solo, con confianza y seguridad.

De manera similar, la Palabra de Dios actúa como nuestras «ruedas de entrenamiento» espirituales y como el padre que corre a nuestro lado. Nos da el apoyo y la guía que necesitamos mientras aprendemos a navegar por la vida.

En 2 Timoteo 3:16-17, el apóstol Pablo nos da una poderosa declaración sobre el propósito y la utilidad de la Escritura:

«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.» (RVR60)

¡Qué versículo tan rico! Vamos a desglosarlo un poco:

Primero, dice que «toda la Escritura es inspirada por Dios». La palabra «inspirada» literalmente significa «exhalada por Dios». Imaginen eso: cuando leemos la Biblia, es como si estuviéramos escuchando a Dios hablar directamente a nuestros corazones.
Luego, nos dice que la Escritura es útil para cuatro cosas:

  • Enseñar: nos da conocimiento y comprensión.
  • Redargüir: nos muestra dónde nos hemos equivocado.
  • Corregir: nos ayuda a enderezar lo que está mal.
  • Instruir en justicia: nos educa en cómo vivir correctamente.

Y todo esto tiene un propósito: que seamos «perfectos» (es decir, maduros y completos) y «enteramente preparados para toda buena obra». ¿No es eso lo que queremos para nuestros hijos? Que estén equipados para enfrentar cualquier situación que la vida les presente.

Entonces, ¿cómo podemos usar la Palabra de Dios como protección espiritual para nuestros hijos? Aquí van algunas ideas prácticas:

  • Enséñenles a sus hijos a usar la Biblia como su primera línea de defensa contra las tentaciones. Ayúdenles a memorizar versículos clave que puedan recordar en momentos difíciles.
  • Usen la Palabra de Dios como base para discusiones familiares sobre temas morales y éticos. Esto ayudará a sus hijos a desarrollar un marco bíblico para tomar decisiones.
  • Animen a sus hijos a aplicar las enseñanzas bíblicas en situaciones prácticas de la vida. Por ejemplo, cómo resolver conflictos con amigos o cómo responder a la presión de los compañeros.
  • Muestren a sus hijos cómo ustedes mismos usan la Escritura para el autoexamen y la corrección. Esto les enseñará humildad y la disposición para crecer y cambiar basándose en la Palabra de Dios.
  • Hagan estudios bíblicos familiares regulares, explorando juntos cómo la Escritura se aplica a diferentes aspectos de la vida.

Al proporcionar esta protección espiritual a través de la Palabra de Dios, estamos dando a nuestros hijos una armadura espiritual que los protegerá de las influencias negativas del mundo y los preparará para vivir vidas que honren a Dios.

Conclusión:

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, criar a nuestros hijos en la Palabra de Dios no es una opción, es una necesidad vital. Como hemos visto, la Palabra de Dios es la fuente de verdadera sabiduría, el instrumento para formar el carácter y los valores, y el medio de protección espiritual para nuestros hijos.

En un mundo que constantemente bombardea a nuestros hijos con mensajes contradictorios y valores cambiantes, la Palabra inmutable de Dios se mantiene como un faro de verdad y orientación. Al sumergir a nuestros hijos en las Escrituras desde una edad temprana, les estamos dando un fundamento inquebrantable sobre el cual pueden construir sus vidas.

Recordemos que esta tarea no es solo para los domingos o para los momentos de devoción familiar. Debe ser un compromiso constante, integrado en cada aspecto de nuestra vida diaria. Como nos dice Deuteronomio 6:6-7:

«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.» (RVR60)

Que podamos, como padres cristianos, abrazar este llamado con alegría y determinación. Que nuestros hogares sean lugares donde la Palabra de Dios sea honrada, amada y vivida. Y que nuestros hijos crezcan para ser hombres y mujeres de Dios, arraigados en la verdad, fuertes en carácter y equipados para toda buena obra.

Recuerden, no hay inversión más importante que podamos hacer que la de criar a nuestros hijos en el camino del Señor. Puede ser desafiante a veces, pero no estamos solos en esta tarea. Dios, quien nos ha confiado estos preciosos hijos, está con nosotros en cada paso del camino.
Así que, queridos amigos, los animo: sumerjan a sus hijos en la Palabra de Dios. Léanla juntos, explórenla, aplíquenla en sus vidas diarias. Verán cómo Dios obra de maneras maravillosas en sus vidas y en las de sus hijos.

¿Están listos para aceptar este desafío? ¿Cómo pueden comenzar hoy mismo a hacer de la Palabra de Dios el centro de su crianza? Recuerden, cada pequeño paso cuenta. Que Dios los bendiga en esta hermosa tarea de criar a la próxima generación de seguidores de Cristo.

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