¿Por qué los Adventistas del Séptimo Día son una falsa religión?

Por: Carlos Maysonet | Tiempo de lectura 8-10 minutos

La religión siempre ha sido un elemento clave en la búsqueda humana de significado y propósito. A lo largo de los siglos, el cristianismo ha enfrentado doctrinas que, aunque afirman seguir a Cristo, distorsionan los principios esenciales del evangelio. Entre estos movimientos se encuentran los Adventistas del Séptimo Día, quienes presentan enseñanzas que, a la luz de la Biblia, son profundamente erróneas. Este artículo explora tres razones por las cuales el adventismo debe ser considerado una falsa religión.

Punto 1. Confunden la obra expiatoria de Cristo

La obra de Cristo en la cruz es el núcleo del evangelio. Jesús proclamó con autoridad:
 «Consumado es» (Juan 19:30, RV60), declarando que Su sacrificio era completo y suficiente para salvar a la humanidad. Sin embargo, la doctrina adventista del «juicio investigativo» introduce una fase adicional a la obra expiatoria de Cristo, que supuestamente comenzó el 22 de octubre de 1844.

 Según el adventismo, en esa fecha Jesús pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo en el cielo para evaluar los registros de los creyentes y determinar quién será salvo. Esta enseñanza no tiene fundamento bíblico y contradice pasajes como Hebreos 10:12-14, donde se afirma:
El sacrificio de Cristo fue único y completo. El acceso a la presencia de Dios se abrió en el momento de Su muerte, como lo simboliza el velo del templo rasgado de arriba abajo (Marcos 15:38). La idea de que Jesús aún necesitaba iniciar una fase de evaluación contradice la suficiencia de Su sacrificio.

 Imaginemos que un cirujano le dice a un paciente: «Su operación ha sido exitosa; todo está terminado». Pero después de un momento agrega: «En realidad, necesito seguir trabajando en otra sala». Este mensaje genera inseguridad y confusión. De manera similar, la doctrina del juicio investigativo pone en duda la obra consumada de Cristo en la cruz.

 El evangelio bíblico es claro: nuestra justificación es solo por la fe en la obra completa de Cristo (Romanos 5:1). No existe ninguna fase adicional ni proceso de investigación que determine nuestra salvación.

Aplicaciones para la vida del cristiano:

• Examina cualquier doctrina a la luz de Hebreos 10 y Romanos 8:1.
• Descansa en la certeza de que Cristo pagó completamente por tus pecados.
• Rechaza enseñanzas que introduzcan dudas sobre la salvación.
• Confía en la gracia suficiente de Cristo para garantizar tu acceso al Padre.
  
  

Punto 2. Su autoridad no es solo la Biblia

Una característica esencial del cristianismo bíblico es la doctrina de la sola Scriptura: la Biblia es la única autoridad para la fe y la práctica cristiana. Sin embargo, los Adventistas del Séptimo Día elevan los escritos de Ellen G. White, a quien consideran una profetisa inspirada, a un nivel de autoridad similar al de las Escrituras.

Aunque los adventistas afirman que la Biblia es su máxima norma, en la práctica, interpretan las Escrituras a través del filtro de los escritos de White. La Biblia enseña claramente que las Escrituras son suficientes y completas:


Además, Deuteronomio 18:22 establece que un profeta verdadero no puede fallar en ninguna de sus predicciones. Ellen G. White realizó varias profecías que no se cumplieron, lo cual pone en duda su legitimidad como profetisa.

Supongamos que un viajero utiliza un mapa para llegar a su destino. Si el mapa está lleno de errores, inevitablemente se perderá. Así también, quienes dependen de los escritos de White como guía espiritual corren el riesgo de desviarse de la verdad bíblica.

Implicaciones prácticas
Aceptar la autoridad de Ellen G. White contradice la suficiencia de las Escrituras y abre la puerta a errores doctrinales que distorsionan el evangelio.

Aplicaciones para la vida del cristiano:

• Dedica tiempo al estudio profundo de la Biblia, la verdadera Palabra de Dios.
• Evalúa cualquier enseñanza a la luz de la Escritura y no de tradiciones humanas.
• Mantente alerta ante líderes que afirman tener revelaciones divinas pero contradicen la Biblia.
• Descansa en la verdad de que Dios ha provisto todo lo necesario en Su Palabra.
  
  

3. Añaden cargas legalistas

El apóstol Pablo advierte claramente:


Sin embargo, el adventismo insiste en que los cristianos deben observar el sábado como día de reposo y seguir las leyes dietéticas del Antiguo Testamento. Estas prácticas son presentadas como señales de fidelidad y requisitos para agradar a Dios.

 En el Nuevo Testamento, no existe ningún mandato para que los creyentes guarden el sábado o sigan las leyes dietéticas de la Ley Mosaica. Pablo confrontó a los judaizantes en Gálatas, quienes querían imponer la Ley a los gentiles, llamándolo un «otro evangelio» (Gálatas 1:8-9). Insistir en estas prácticas como necesarias para la salvación distorsiona el evangelio de la gracia.

 Imaginemos que alguien recibe un automóvil nuevo como regalo, pero el donante le dice: «Debes empujar el auto para que funcione». El regalo pierde su propósito. Así también, la gracia de Cristo se ve distorsionada cuando añadimos requisitos legales como guardar el sábado o seguir leyes dietéticas.

Implicaciones prácticas
Cristo nos ha liberado del yugo de la Ley (Gálatas 5:1). Imponer estas prácticas como requisitos para la salvación contradice el mensaje de libertad en el evangelio.

Aplicaciones para la vida del cristiano:

• Abraza la libertad que Cristo te ha dado, sin añadir cargas innecesarias.
• Usa tu libertad para glorificar a Dios y edificar a otros.
• No juzgues a otros por cuestiones secundarias como días o dietas.
• Proclama un evangelio puro, basado en la gracia y no en las obras.

Conclusión

Las enseñanzas de los Adventistas del Séptimo Día contradicen las verdades fundamentales de la Biblia en tres áreas clave:

1. Confunden la obra expiatoria de Cristo, añadiendo fases innecesarias a Su sacrificio completo.
   1. Su autoridad no es solo la Biblia, elevando los escritos de Ellen G. White al nivel de la Palabra de Dios.
   2. Añaden cargas legalistas, imponiendo la observancia del sábado y leyes dietéticas como requisitos espirituales.
      
      

Como cristianos, debemos aferrarnos a la suficiencia de la obra de Cristo, la autoridad absoluta de las Escrituras y la libertad que Él nos ha dado. Esto no debe llevarnos a la arrogancia, sino a un corazón compasivo que proclama la verdad del evangelio con amor y humildad.

La Biblia nos recuerda: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud» (Gálatas 5:1, RV60). Que proclamemos con valentía la salvación por gracia mediante la fe en Cristo, nuestra única esperanza y Salvador verdadero.