¿Cuando alguien se aleja de la fe: ¿qué significa y cómo responder?

¿Cuando alguien se aleja de la fe: ¿qué significa y cómo responder?

Por: Carlos Maysonet | Tiempo de lectura 10-15 minutos
A lo largo de la historia de la iglesia, muchos han comenzado la carrera de la fe con entusiasmo, pero con el tiempo han abandonado su profesión de fe. ¿Qué significa esto? ¿Perdieron su salvación, o acaso nunca fueron creyentes genuinos? La Biblia es clara en que aquellos que realmente pertenecen a Cristo perseverarán hasta el final, no por su propia fuerza, sino porque Dios los sostiene.

En este artículo, exploraremos lo que la Escritura enseña sobre la perseverancia de los santos, la seguridad del creyente y cómo podemos vivir con confianza en la fidelidad de Dios.

1. No Todo el Que Comienza Termina la Carrera de la Fe

1 Juan 2:19 – «Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros».

La Biblia enseña que aquellos que se apartan definitivamente de la fe nunca fueron creyentes genuinos. 1 Juan 2:19 declara que su salida demuestra que nunca fueron parte del pueblo de Dios en un sentido verdadero y espiritual. Aunque pudieron estar externamente asociados con la iglesia, sus corazones nunca fueron transformados por el Espíritu Santo.

Este punto reafirma la doctrina bíblica de la perseverancia de los santos, que enseña que los verdaderamente regenerados por el Espíritu Santo y unidos a Cristo por la fe perseverarán hasta el fin, no por su propia fuerza, sino por la gracia y el poder preservador de Dios. Un ejemplo bíblico clave es Judas Iscariote. Su traición revela que su corazón nunca fue transformado, manifestando que su fe nunca fue genuina.

Imagina una planta que crece en suelo poco profundo. Al principio, parece prosperar, pero cuando llega la sequía, se marchita y muere rápidamente. Su falta de raíces profundas la hace incapaz de sobrevivir en tiempos difíciles. De manera similar, aquellos que se apartan de la fe pueden haber mostrado un entusiasmo inicial, pero su fe era superficial y no podía resistir las pruebas.

Muchos pueden tener una apariencia de fe, asistir a la iglesia y hablar el lenguaje cristiano, pero cuando enfrentan dificultades o pruebas, abandonan su profesión de fe porque nunca fueron verdaderamente regenerados. Es como alguien que se emociona con una nueva dieta o rutina de ejercicio, pero cuando enfrenta los primeros desafíos, lo deja porque nunca tuvo un compromiso real con el proceso.

No todos los que profesan la fe son verdaderos creyentes. La verdadera fe se revela en la perseverancia. Si alguien abandona la fe de manera definitiva, su salida demuestra que su fe nunca fue genuina. Sin embargo, esto no significa que no podamos orar y compartir el evangelio con ellos, esperando que Dios obre en sus corazones.

Aplicaciones Prácticas
  • Examina tu propia vida – «Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe» (2 Corintios 13:5).
  • Ora por los que se han apartado – «Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan» (2 Timoteo 2:25-26).
  • Comparte el evangelio con compasión – «¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14).
  • Anima a la perseverancia – «Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió» (Hebreos 10:23).

2. Dios Sostiene a Sus Hijos Hasta el Final

Efesios 1:13-14 – «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa».

La seguridad del creyente descansa en la obra soberana de Dios, no en nuestro esfuerzo personal. Efesios 1:13-14 destaca que, al creer en el evangelio, somos sellados con el Espíritu Santo, quien actúa como una “garantía” de la herencia que hemos recibido en Cristo.

Así como un documento legal adquiere validez con un sello oficial, Dios garantiza nuestro lugar en Su familia al darnos Su Espíritu, quien obra en nosotros para producir fruto, santidad y perseverancia.

Imagina un documento legal importante que ha sido sellado por una autoridad competente. Ese sello garantiza la validez y autenticidad del documento. De manera similar, el Espíritu Santo es el sello de nuestra salvación, la confirmación de que pertenecemos a Dios y que nuestra herencia celestial está asegurada en Cristo.

Si alguien intentara invalidar un documento oficial sin la autoridad adecuada, su intento sería inútil. De la misma manera, nadie puede invalidar la salvación que Dios ha sellado en Sus hijos.

La perseverancia de los santos no es una conquista humana, sino una gracia divina. Si nuestra salvación dependiera de nuestra inconstancia, caeríamos una y otra vez. Pero el Espíritu Santo nos sostiene, corrige y guía.

Aplicaciones Prácticas
  • Descansa en la obra del Espíritu Santo – «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios» (Romanos 8:16-17).
  • Busca Su guía diariamente – «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Gálatas 5:16).
  • Ayuda a otros a entender su seguridad – «Aquel que es poderoso para guardaros sin caída» (Judas 1:24).

3. El Amor de Dios Nos Da Seguridad en la Salvación

Hebreos 6:17-18 – «Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, lo confirmó con juramento».

La base última de nuestra seguridad se encuentra en el amor inquebrantable de Dios, el cual se expresa en promesas que Él mismo ha confirmado con un juramento inmutable. Dios no solo hace un pacto con Su pueblo, sino que además jura por Su propio nombre, garantizando que Sus palabras no pueden fallar.

Imagina un contrato firmado y sellado por un juez de la más alta autoridad. Ese contrato es legalmente vinculante y no puede romperse. De manera similar, el pacto de gracia es un “contrato divino” sellado con la sangre de Cristo. Es un pacto eterno que garantiza nuestra salvación.

Así como un documento legal no pierde su validez porque una persona tenga dudas, nuestra salvación no se ve afectada por nuestras emociones o circunstancias. Dios es fiel a Su promesa.

Incluso cuando enfrentemos dudas o tentaciones, podemos aferrarnos a la esperanza que tenemos en Cristo. Dios no miente ni se arrepiente de Su pacto. Nuestra ancla es el amor fiel de un Dios que no deja escapar a Sus ovejas.

Aplicaciones Prácticas
  • Confía en la fidelidad de Dios – «Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió» (Hebreos 10:23).
  • Vive con gratitud – «Arraigados y sobreedificados en él… abundando en acciones de gracias» (Colosenses 2:6-7).
  • Descansa en Su amor – «Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19).

Conclusión

Hemos visto que la apostasía no es una pérdida de la salvación, sino la demostración de que la fe profesada nunca fue genuina. La seguridad del creyente no se basa en su desempeño, sino en la fidelidad de Dios. Somos guardados por Su Espíritu, sellados con Su amor y asegurados en Su pacto eterno. Si alguna vez has luchado con dudas, recuerda: Dios nunca abandona a los suyos.

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