¿Cómo ver las autoridades desde una perspectiva bíblica?

¿Cómo ver las autoridades desde una perspectiva bíblica?

Por: Carlos Maysonet | Tiempo de lectura 8-10 minutos
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, en un mundo donde la relación con las autoridades puede ser compleja y, a veces, desafiante, es fundamental entender cómo debemos verlas y relacionarnos con ellas desde una perspectiva bíblica. Esta cuestión no es meramente teórica; afecta nuestra vida diaria y nuestro testimonio como cristianos. ¿Cómo podemos mantener un equilibrio entre ser ciudadanos fieles y mantener nuestra lealtad principal a Dios?

1. La Meta del Sometimiento
El apóstol Pablo nos presenta un principio fundamental en Romanos 13:1-2:

«Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación».

Este mandato es claro y universal: todo creyente debe someterse a las autoridades establecidas. No es una sugerencia opcional ni está condicionada al tipo de gobierno bajo el cual vivimos. Pablo escribía estas palabras a cristianos que vivían bajo el imperio romano, un sistema que frecuentemente era hostil hacia la fe.

Imaginemos una carretera con señales de tránsito. Estas señales están diseñadas para protegernos y regular el flujo del tráfico. Aunque a veces podemos sentirnos frustrados por las reglas, sabemos que son necesarias para evitar el caos y los accidentes. De manera similar, las autoridades son puestas por Dios para establecer orden y seguridad en la sociedad.

No siempre entendemos sus decisiones, y en ocasiones pueden equivocarse, pero su propósito general es garantizar el bienestar de la sociedad. Como conductores responsables obedecemos las señales, no solo por evitar multas, sino porque sabemos que son parte de un sistema diseñado para protegernos.

Aplicaciones prácticas para el sometimiento:
1. Reconocer diariamente que toda autoridad está bajo el control soberano de Dios
2. Someterse a las leyes mientras no contradigan los principios bíblicos
3. Orar regularmente por nuestros gobernantes, incluso aquellos con los que no estamos de acuerdo
4. Examinar nuestra actitud hacia la autoridad: ¿obedecemos por temor o por convicción espiritual?
5. Cumplir con nuestras responsabilidades civiles como testimonio cristiano

2. Entender el Propósito Divino de las Autoridades

Pablo profundiza en este tema en Romanos 13:3-4:

«Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme. Porque no en vano lleva la espada, pues es ministro de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo».

Las autoridades tienen un propósito divino específico: promover el bien y castigar el mal. Nótese que Pablo usa la palabra "ministro" (diákonos en griego), que significa "siervo". Aunque los gobernantes pueden no reconocer a Dios, siguen siendo Sus instrumentos para mantener el orden y la justicia en el mundo.

Pensemos en un juez en un tribunal. Su responsabilidad es administrar justicia, proteger a los inocentes y castigar a los culpables. Aunque algunos jueces pueden abusar de su poder, la función del sistema judicial sigue siendo esencial para la sociedad. De igual manera, las autoridades gubernamentales tienen un papel fundamental, incluso cuando no siempre cumplen con el estándar perfecto de justicia divina.

Aplicaciones prácticas para entender su propósito:
1. Orar específicamente para que Dios guíe a las autoridades a cumplir su propósito
2. Contribuir activamente al bien común mediante el respeto a las leyes justas
3. Aprender a discernir entre leyes justas e injustas desde una perspectiva bíblica
4. Recordar que nuestro servicio a la sociedad es un reflejo de nuestra fe
5. Mantener una actitud respetuosa incluso cuando debamos señalar injusticias

3. Mantener una Conciencia Cristiana

Pablo concluye este tema con un principio crucial en Romanos 13:5:

«Por tanto, es necesario someterse, no solo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia».

Este versículo nos revela que nuestra obediencia a las autoridades debe brotar de una conciencia moldeada por la Palabra de Dios, no simplemente del temor al castigo. Como cristianos, nuestra sumisión a las autoridades debe ser una expresión de nuestra lealtad fundamental a Dios.

Es como un barco que navega bajo un faro en una noche oscura. Las leyes humanas pueden ser como las luces del faro, guiándonos en la dirección correcta. Pero si la luz falla o se desvía, los cristianos deben confiar en el mapa seguro de la Palabra de Dios, que nunca cambia ni nos conduce al error.

Sin embargo, debemos reconocer que hay límites bíblicos a esta obediencia. Cuando las leyes humanas entran en conflicto directo con los mandamientos de Dios, debemos seguir el ejemplo de los apóstoles, quienes declararon: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).

Aplicaciones prácticas para mantener una conciencia cristiana:
1. Estudiar la Palabra de Dios para desarrollar un discernimiento maduro
2. Evaluar regularmente nuestras actitudes hacia las autoridades
3. Mantener un testimonio de integridad en todas nuestras interacciones con el gobierno
4. Prepararnos espiritualmente para posibles conflictos entre la fe y las demandas estatales
5. Buscar consejo sabio cuando enfrentemos dilemas éticos

Conclusión

Como creyentes en Cristo, estamos llamados a vivir en el delicado equilibrio de ser ciudadanos fieles de nuestro país terrenal mientras mantenemos nuestra lealtad suprema al Reino de Dios. Las autoridades, aunque imperfectas, son parte del plan soberano de Dios para mantener el orden en la sociedad.

Nuestra respuesta debe caracterizarse por:
- Sumisión respetuosa cuando sea posible
- Discernimiento bíblico constante
- Testimonio cristiano coherente
- Oración fiel por nuestros líderes

En tiempos donde la tensión entre la fe y las demandas gubernamentales puede aumentar, recordemos que Dios sigue en control. Él puede usar incluso las autoridades imperfectas para cumplir Sus propósitos perfectos.

Que el Señor nos dé sabiduría para navegar estos desafíos con gracia y verdad, siendo ejemplo de ciudadanos que honran a Dios mientras cumplen con sus responsabilidades terrenales. Recordemos siempre que, aunque respetamos y nos sometemos a las autoridades terrenales, nuestra ciudadanía principal está en los cielos, y es allí donde está nuestra lealtad suprema.

Oremos por nuestros líderes, cumplamos nuestras responsabilidades con integridad, y mantengamos un testimonio claro del Reino eterno al cual pertenecemos. Que nuestras vidas reflejen la perfecta armonía entre ser buenos ciudadanos terrenales y fieles seguidores de Cristo.

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