¿Por qué los Testigos de Jehova es una falsa religión?

Por: Edgar Nazario | Tiempo de lectura 8-10 minutos

Queridos hermanos y amigos, en nuestro caminar cristiano, frecuentemente nos encontramos con personas sinceras que buscan a Dios pero que han sido guiadas por senderos doctrinales diferentes a los que encontramos en las Escrituras. Quizás tengas vecinos, compañeros de trabajo o incluso familiares que son Testigos de Jehová. Su dedicación y celo son evidentes, pero como veremos, hay diferencias fundamentales entre sus enseñanzas y el cristianismo bíblico.

Hoy abordaremos estas diferencias con amor y respeto, no para criticar, sino para equiparnos con un entendimiento claro que nos permita compartir la verdad con gracia y compasión. Como nos recuerda 1 Pedro 3:15: «santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros».

1. La Doctrina de la Trinidad: Una Verdad Fundamental

Una de las diferencias más significativas se encuentra en la comprensión de la naturaleza de Dios. Los Testigos de Jehová enseñan que Dios es un ser singular llamado Jehová, negando que el Hijo y el Espíritu Santo sean co-eternos y co-iguales con el Padre. Para ellos, Jesús es una creación (identificado como el Arcángel Miguel) y el Espíritu Santo es simplemente una fuerza impersonal, similar a la electricidad.

Sin embargo, las Escrituras presentan una realidad más profunda y hermosa. En Génesis 1:26, encontramos el primer indicio de la pluralidad en la unidad divina cuando Dios dice: «Hagamos al hombre a nuestra imagen». Este «hagamos» sugiere una conversación dentro de la Deidad misma.

En Mateo 28:19, Jesús nos manda: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo». Observemos que dice «en el nombre» (singular), no «en los nombres», indicando una unidad en la trinidad.

Para comprender mejor esta verdad esencial, consideremos esta ilustración: Imaginen un trípode sosteniendo una cámara. Cada una de sus patas representa al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, trabajando en perfecta unidad para sostener el propósito divino. Si removemos cualquiera de las patas, el trípode se derrumba. De manera similar, cada persona de la Trinidad es esencial para nuestra salvación.

2. La Divinidad de Cristo: El Fundamento de Nuestra Salvación

La segunda diferencia crucial concierne a la identidad de Jesucristo. Los Testigos de Jehová consideran a Jesús como un ser creado, traduciendo Juan 1:1 como «el Verbo era un dios». Esta interpretación no solo contradice el texto original griego sino que socava el fundamento mismo de nuestra salvación.

Las Escrituras afirman repetidamente la plena deidad de Cristo:

- Juan 1:1 declara: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».
- Colosenses 2:9 afirma: «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad».
- Hebreos 1:8: «Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo».
- Juan 20:28: Tomás confesó a Jesús como «¡Señor mío, y Dios mío!»

Pensemos en esto como un puente sobre un abismo infinito. De un lado está la humanidad caída, del otro, un Dios santo y justo. Solo alguien que sea tanto plenamente Dios como plenamente humano puede tender ese puente. Si Jesús fuera meramente una creación, sería como intentar cruzar el Gran Cañón con un puente de papel: totalmente insuficiente.

3. La Salvación por Gracia: El Regalo Inmerecido de Dios

La tercera diferencia fundamental se refiere a cómo recibimos la salvación. Los Testigos de Jehová enseñan que la salvación requiere fe en Jehová junto con obras, obediencia y participación activa en su organización. Este sistema deja a sus seguidores en una constante incertidumbre sobre su destino eterno.

La Escritura, sin embargo, proclama con claridad:
- Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».
- Tito 3:5: «nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia».
- Gálatas 2:16: «el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo».

Imaginemos a un padre regalando una bicicleta a su hijo por amor. Si el hijo insistiera en pagarla, ¿no entristecería esto el corazón del padre? De manera similar, intentar ganar nuestra salvación contradice la naturaleza misma del regalo de Dios.

Aplicaciones Prácticas para Nuestras Vidas:


Conclusión:

Estas diferencias doctrinales son significativas y tienen implicaciones eternas. Sin embargo, al abordarlas, debemos recordar que detrás de cada doctrina hay personas amadas por Dios. Nuestro llamado es mantener la verdad en amor, compartiendo el evangelio con gracia y compasión.

El apóstol Pablo nos recuerda en 2 Timoteo 2:24-25: «el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad».

Que Dios nos dé sabiduría para ser fieles a Su verdad mientras mostramos Su amor. Recordemos que nuestro objetivo no es ganar debates, sino ver vidas transformadas por el poder del evangelio verdadero de Jesucristo.

Para aprendar mas sobre la secta de los Mormónes puedes leer mas aquí.