Conquistando con Cristo: Viviendo tu fe en un mundo que baila al ritmo loco

Por: Edgar J. Nazario | Tiempo de lectura 5 minutos

¿Te sientes como una nota desafinada en una sinfonía mundana?

Tranquila,  no estás sola. En este mundo que gira a mil revoluciones por minuto, vivir con Cristo puede parecer un baile de salsa en pleno concierto de heavy metal. Todos a su ritmo, mientras tú intentas sincronizar tus pasos con el cielo. ¡Pero calma, amiga! Integrar tu fe no es imposible, ¡es una aventura llena de sabor latino y con el mejor compañero de baile!

Aquí te doy 3 claves para andar con Cristo en la pista, aunque todos parezcan ir por carriles diferentes:

1. Conexión directa: de WiFi celestial a antena de oración

Jesús mismo lo dijo: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer." (Juan 15:5). Imagínate una rama separada de la vid... ¡se marchita! Igual nosotros. Para vivir con Cristo, ¡conéctate a Él! ¿Cómo?

Chatea con Dios:
¡Ora! No como un robot recitando frases, sino como una amiga contándole sus cosas a su mejor confidente. Alegrías, miedos, dudas, ¡todo! Ora por tu familia, tus amigos, tu barrio. La oración es la autopista que te conecta con la fuente de vida. Recuerda, no se trata de impresionarlo con palabras floridas, sino de abrir tu corazón con sinceridad.

Lee el manual de Dios:
¡Lee la Biblia! No como un libro de historia enmohecido, sino como un mapa que te guía en la jungla de la vida. Busca un pasaje que hable a tu situación actual, medítalo, pídele a Dios que te muestre cómo aplicarlo. ¡La Biblia es la voz de Dios para ti, escúchala con el corazón abierto y verás cómo Él te habla a través de cada versículo!

2. De fan a jugadora: de las gradas al campo de juego

Seguir a Cristo no es para tímidas. ¡Él no nos llamó para mirar el partido desde la banca! Nos dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo..." (Mateo 28:19). ¿Cómo hacemos esto en el día a día?

Sé la salsa picosa en la salsa sosa:
Tu vida, tus palabras, tus acciones, son tu testimonio. No tienes que gritarlo a los cuatro vientos, pero tampoco escondas tu luz. Deja que tu amabilidad, tu honestidad, tu alegría, sean la salsa picante que le da sabor a la vida de los demás. ¡Sé la luz que Dios puso en este mundo, la sonrisa que contagia, la mano que ayuda, la esperanza que inspira!

Cuenta tu historia con sabor:
No tengas miedo de hablar de lo que crees. No entres en debates rígidos, pero sí ten conversaciones honestas con tus amigas, familiares, compañeras de trabajo. Si te preguntan, responde con sencillez y autenticidad, como contando una historia con sazón. ¡Dios no te pide ser una predicadora perfecta, sino un testigo valiente!

3. Encuentra tu tribu: de solista a vanda celestial

Vivir con Cristo en un mundo loco puede dar soledad. Pero, ¡nadie baila sola! Jesús dijo: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
(Mateo 18:20). Busca una comunidad de cristianas que te apoyen, te animen y te ayuden a crecer en tu fe.

Iglesia, tu refugio musical:
Encuentra una iglesia donde te sientas como en tu casa, donde la Palabra de Dios se explique con claridad y puedas conectar con otras hermanas en Cristo. ¡La iglesia es tu familia espiritual, tu coro celestial, tu red de apoyo en este mundo que a veces no entiende tu ritmo!

Amigas y mentoras: las melodías que te Inspiran:
Rodéate de personas que te ayuden a crecer en tu fe. Busca a alguien mayor en la fe que te aconseje y guíe, como una guitarrista experimentada que te enseña los acordes. Cultiva amistades con otras cristianas con quienes compartir tus luchas y victorias, como compañeras de banda que armonizan contigo.

¡Recuerda, amiga! No estás sola en esta pista loca. Vivir con Cristo es un desafío, pero también es una oportunidad para ser la luz que ilumina, la sal que da sabor, la diferencia que transforma.