August 12th, 2025
3 formas para ministrar efectivamente a jóvenes bilingües
Por: Carlos Maysonet | Tiempo de lectura 10-15 minutos
Imagina a una joven que ora en español porque es el idioma de su corazón, pero estudia teología en inglés porque es el idioma de su universidad. En casa habla con abuela sobre la fe usando refranes que han pasado por generaciones, pero en la iglesia juvenil discute apologética con términos que abuela nunca ha escuchado. No está confundida; está navegando brillantemente entre dos mundos, y la iglesia moderna necesita aprender a valorar esta habilidad extraordinaria.
Vivimos en una época donde ser bilingüe ya no es una rareza sino una realidad para millones de jóvenes, especialmente en nuestras comunidades latinoamericanas. Estos jóvenes no están «perdidos entre culturas» como algunos suponen; están estratégicamente posicionados por Dios para ser puentes vivientes entre mundos que a menudo parecen irreconciliables.
El desafío para la iglesia contemporánea no es cómo «arreglar» la supuesta confusión de identidad de estos jóvenes, sino cómo reconocer y desarrollar el regalo providencial que representan. La pregunta real es: ¿Cómo puede la iglesia responder fielmente al privilegio pastoral de ministrar a una generación que navega entre dos idiomas, dos culturas, y a menudo dos mundos de valores que pueden parecer contradictorios pero que, en manos sabias, se complementan magníficamente?
Primera Estrategia: Celebrar la Diversidad Como Reflejo del Reino
Una de las mentiras más destructivas que la iglesia ha creído es que la uniformidad lingüística es necesaria para la unidad espiritual. Es como pensar que una orquesta sinfónica sería mejor si todos los músicos tocaran exactamente el mismo instrumento. El resultado no sería armonía sino monotonía.
Las Escrituras pintan un cuadro completamente diferente. Apocalipsis 7:9 nos da una vista previa del cielo: «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero». Esta imagen celestial nos enseña que Dios no elimina las diferencias culturales y lingüísticas en su reino; las redime y las celebra.
El modelo bíblico de Pentecostés en Hechos 2:4-11 demuestra que el Espíritu Santo capacitó a los apóstoles para comunicar el evangelio en múltiples idiomas simultáneamente, permitiendo que cada grupo étnico escuchara las maravillas de Dios «en su propia lengua». Este precedente bíblico sugiere que la comunicación multilingüe en el contexto de adoración y discipulado no diluye el mensaje del evangelio; lo amplifica y lo hace más accesible.
Para los jóvenes bilingües que procesan emociones profundas en un idioma y conceptos académicos en otro, la iglesia que abraza ambos idiomas les permite experimentar a Dios de manera más completa e integrada. No están divididos; están enriquecidos.
La Sinfonía Bicultural
Imagina una orquesta sinfónica donde algunos músicos tocan instrumentos tradicionales latinoamericanos mientras otros dominan instrumentos clásicos europeos. Un director sabio no fuerza a todos los músicos a tocar el mismo instrumento, sino que compone música que permite que cada sección contribuya sus fortalezas únicas para crear una sinfonía más rica y compleja.
De manera similar, una iglesia que abraza el bilingüismo de sus jóvenes no trata de eliminar uno de sus «instrumentos» lingüísticos, sino que orquesta experiencias ministeriales donde ambos idiomas contribuyen a una adoración y discipulado más profundos, creando una sinfonía espiritual que refleja la diversidad del reino de Dios.
Cuando la iglesia celebra activamente la capacidad bilingüe de sus jóvenes, comunica que sus identidades complejas son valiosas para el reino de Dios y que no necesitan fragmentar su personalidad para ser aceptados en la comunidad de fe. Como Pablo declara en 1 Corintios 12:4-6: «Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo».
Segunda Estrategia: Construir Puentes Intergeneracionales
Una de las tensiones más significativas que enfrentan los jóvenes bilingües es la percepción de que deben elegir entre honrar la tradición cultural de sus padres y abrazar las oportunidades que su dominio del inglés les proporciona. Esta es una falsa dicotomía que la iglesia sabia puede desmantelar.
Las Escrituras presentan un modelo diferente que valora tanto la sabiduría generacional como la innovación cultural. Malaquías 4:6 contiene una promesa hermosa: «El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres». Esta reconciliación intergeneracional no elimina las diferencias culturales, sino que crea puentes de entendimiento mutuo y respeto.
El ministerio efectivo con jóvenes bilingües requiere crear espacios intencionales donde las generaciones mayores puedan compartir su sabiduría espiritual y cultural mientras que los jóvenes contribuyen sus perspectivas globales y habilidades tecnológicas. Según Tito 2:3-5, las mujeres mayores deben enseñar a las más jóvenes, y este principio se extiende a toda la comunidad de fe.
Sin embargo, el modelo bíblico también reconoce que los jóvenes pueden ofrecer perspectivas valiosas, como vemos en 1 Timoteo 4:12 donde Pablo exhorta: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza».
El Puente Moderno
Considera la construcción de un puente moderno que conecta dos ciudades históricas. Los ingenieros no destruyen la arquitectura tradicional de ninguna ciudad, ni ignoran las tecnologías de construcción contemporáneas. En cambio, diseñan una estructura que respeta el carácter único de cada lado mientras crea una conexión funcional y hermosa.
Los pilares del puente se anclan profundamente en los cimientos históricos de ambas ciudades, pero la estructura utiliza materiales y técnicas modernas. De manera similar, el ministerio intergeneracional efectivo crea conexiones que honran la sabiduría tradicional de los mayores mientras incorpora las perspectivas globales de los jóvenes, resultando en una comunidad de fe más fuerte y conectada.
El resultado de este enfoque intergeneracional es una iglesia donde los jóvenes bilingües no sienten que deben abandonar su herencia cultural para participar plenamente en oportunidades globales, ni que deben rechazar influencias externas para mantener su identidad latina. En cambio, desarrollan una identidad integrada que honra el pasado mientras abraza el futuro, siguiendo el ejemplo de Cristo quien, según Hebreos 13:8, «es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos».
Tercera Estrategia: Desarrollar Liderazgo Bicultural para Misión Global
La iglesia contemporánea necesita urgentemente líderes que puedan navegar efectivamente entre culturas, idiomas, y contextos ministeriales diversos. Los jóvenes bilingües en nuestras congregaciones representan una generación providencialmente preparada por Dios para este tipo de liderazgo transcultural.
Hechos 1:8 contiene la promesa y el mandato de Jesús: «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra». Esta progresión geográfica implica una progresión cultural, desde el contexto familiar hasta contextos cada vez más diversos.
Los jóvenes bilingües ya están equipados por Dios con habilidades fundamentales para el ministerio transcultural. Han aprendido a mantener su fe mientras navegando entre culturas, desarrollando «músculos espirituales» que muchos líderes cristianos luchan por desarrollar.
Los Traductores del Reino
Piensa en un traductor profesional trabajando en las Naciones Unidas durante una crisis internacional. Su valor no radica simplemente en conocer múltiples idiomas, sino en su habilidad para comunicar conceptos complejos, emociones sutiles, y matices culturales entre representantes de diferentes naciones.
Cuando una palabra no existe en cierto idioma, debe encontrar maneras creativas de transmitir el significado completo. Su trabajo puede literalmente determinar si las naciones encuentran paz o continúan en conflicto.
De manera similar, los líderes biculturales en la iglesia sirven como «traductores del reino» que pueden ayudar a diferentes grupos culturales entender y aplicar verdades bíblicas, facilitando unidad en el cuerpo de Cristo y efectividad en la misión global.
El desarrollo de liderazgo bicultural requiere más que simplemente enseñar técnicas de ministerio; involucra formar una cosmovisión bíblica que puede contextualizar el evangelio efectivamente en múltiples culturas sin comprometer verdades fundamentales. Como Pablo demuestra en 1 Corintios 9:19-22, «me he hecho a todos todas las cosas, para que de todos modos salve a algunos».
El Regalo Providencial
El ministerio efectivo con jóvenes bilingües no es simplemente una cuestión de técnicas innovadoras o programas culturalmente relevantes, sino una oportunidad providencial para que la iglesia refleje más completamente la diversidad del reino de Dios y desarrolle líderes equipados para la misión global del siglo veintiuno.
Cuando abrazamos las identidades complejas de estos jóvenes en lugar de tratar de simplificarlas, participamos en el trabajo redentor de Dios que transforma diferencias en fortalezas ministeriales. Como Dios declara en Isaías 49:6: «Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra».
Tres Pasos Hacia el Futuro
Recordemos que estos jóvenes bilingües no representan un desafío ministerial que debemos resolver, sino un regalo divino que debemos desarrollar. Su capacidad para navegar entre culturas, comunicarse en múltiples idiomas, e integrar perspectivas diversas los posiciona únicamente para liderar la iglesia hacia su futuro multicultural y cumplir la Gran Comisión en un mundo globalizado.
En lugar de preguntarnos cómo podemos ayudar a estos jóvenes a «encajar» en nuestros ministerios existentes, deberíamos preguntarnos cómo Dios quiere usar sus habilidades únicas para transformar y expandir su reino. El futuro de la iglesia no es monocultural sino multicultural, y estos jóvenes bilingües son los líderes que Dios ha preparado para guiarnos hacia ese futuro glorioso.
Vivimos en una época donde ser bilingüe ya no es una rareza sino una realidad para millones de jóvenes, especialmente en nuestras comunidades latinoamericanas. Estos jóvenes no están «perdidos entre culturas» como algunos suponen; están estratégicamente posicionados por Dios para ser puentes vivientes entre mundos que a menudo parecen irreconciliables.
El desafío para la iglesia contemporánea no es cómo «arreglar» la supuesta confusión de identidad de estos jóvenes, sino cómo reconocer y desarrollar el regalo providencial que representan. La pregunta real es: ¿Cómo puede la iglesia responder fielmente al privilegio pastoral de ministrar a una generación que navega entre dos idiomas, dos culturas, y a menudo dos mundos de valores que pueden parecer contradictorios pero que, en manos sabias, se complementan magníficamente?
Primera Estrategia: Celebrar la Diversidad Como Reflejo del Reino
Una de las mentiras más destructivas que la iglesia ha creído es que la uniformidad lingüística es necesaria para la unidad espiritual. Es como pensar que una orquesta sinfónica sería mejor si todos los músicos tocaran exactamente el mismo instrumento. El resultado no sería armonía sino monotonía.
Las Escrituras pintan un cuadro completamente diferente. Apocalipsis 7:9 nos da una vista previa del cielo: «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero». Esta imagen celestial nos enseña que Dios no elimina las diferencias culturales y lingüísticas en su reino; las redime y las celebra.
El modelo bíblico de Pentecostés en Hechos 2:4-11 demuestra que el Espíritu Santo capacitó a los apóstoles para comunicar el evangelio en múltiples idiomas simultáneamente, permitiendo que cada grupo étnico escuchara las maravillas de Dios «en su propia lengua». Este precedente bíblico sugiere que la comunicación multilingüe en el contexto de adoración y discipulado no diluye el mensaje del evangelio; lo amplifica y lo hace más accesible.
Para los jóvenes bilingües que procesan emociones profundas en un idioma y conceptos académicos en otro, la iglesia que abraza ambos idiomas les permite experimentar a Dios de manera más completa e integrada. No están divididos; están enriquecidos.
La Sinfonía Bicultural
Imagina una orquesta sinfónica donde algunos músicos tocan instrumentos tradicionales latinoamericanos mientras otros dominan instrumentos clásicos europeos. Un director sabio no fuerza a todos los músicos a tocar el mismo instrumento, sino que compone música que permite que cada sección contribuya sus fortalezas únicas para crear una sinfonía más rica y compleja.
De manera similar, una iglesia que abraza el bilingüismo de sus jóvenes no trata de eliminar uno de sus «instrumentos» lingüísticos, sino que orquesta experiencias ministeriales donde ambos idiomas contribuyen a una adoración y discipulado más profundos, creando una sinfonía espiritual que refleja la diversidad del reino de Dios.
Cuando la iglesia celebra activamente la capacidad bilingüe de sus jóvenes, comunica que sus identidades complejas son valiosas para el reino de Dios y que no necesitan fragmentar su personalidad para ser aceptados en la comunidad de fe. Como Pablo declara en 1 Corintios 12:4-6: «Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo».
Aplicaciones Prácticas de la Celebración
Esto se traduce en acciones específicas. Primero, desarrolla un equipo de liderazgo juvenil intencionalmente bilingüe que pueda modelar cómo navegar fluidamente entre ambas culturas e idiomas sin perder identidad cristiana. Efesios 4:11-12 nos recuerda: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo».
Segundo, crea recursos de estudio bíblico que incorporen comentarios y aplicaciones en ambos idiomas, permitiendo que los jóvenes comparen perspectivas teológicas de diferentes tradiciones culturales y desarrollen una fe más robusta y global. Proverbios 27:17 dice: «Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo».
Tercero, establece oportunidades regulares de ministerio donde los jóvenes bilingües puedan usar ambos idiomas para servir, como traducción durante servicios, ministerio con familias inmigrantes, o alcance evangelístico en comunidades diversas. 1 Pedro 4:10 instruye: «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios».
Segunda Estrategia: Construir Puentes Intergeneracionales
Una de las tensiones más significativas que enfrentan los jóvenes bilingües es la percepción de que deben elegir entre honrar la tradición cultural de sus padres y abrazar las oportunidades que su dominio del inglés les proporciona. Esta es una falsa dicotomía que la iglesia sabia puede desmantelar.
Las Escrituras presentan un modelo diferente que valora tanto la sabiduría generacional como la innovación cultural. Malaquías 4:6 contiene una promesa hermosa: «El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres». Esta reconciliación intergeneracional no elimina las diferencias culturales, sino que crea puentes de entendimiento mutuo y respeto.
El ministerio efectivo con jóvenes bilingües requiere crear espacios intencionales donde las generaciones mayores puedan compartir su sabiduría espiritual y cultural mientras que los jóvenes contribuyen sus perspectivas globales y habilidades tecnológicas. Según Tito 2:3-5, las mujeres mayores deben enseñar a las más jóvenes, y este principio se extiende a toda la comunidad de fe.
Sin embargo, el modelo bíblico también reconoce que los jóvenes pueden ofrecer perspectivas valiosas, como vemos en 1 Timoteo 4:12 donde Pablo exhorta: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza».
El Puente Moderno
Considera la construcción de un puente moderno que conecta dos ciudades históricas. Los ingenieros no destruyen la arquitectura tradicional de ninguna ciudad, ni ignoran las tecnologías de construcción contemporáneas. En cambio, diseñan una estructura que respeta el carácter único de cada lado mientras crea una conexión funcional y hermosa.
Los pilares del puente se anclan profundamente en los cimientos históricos de ambas ciudades, pero la estructura utiliza materiales y técnicas modernas. De manera similar, el ministerio intergeneracional efectivo crea conexiones que honran la sabiduría tradicional de los mayores mientras incorpora las perspectivas globales de los jóvenes, resultando en una comunidad de fe más fuerte y conectada.
El resultado de este enfoque intergeneracional es una iglesia donde los jóvenes bilingües no sienten que deben abandonar su herencia cultural para participar plenamente en oportunidades globales, ni que deben rechazar influencias externas para mantener su identidad latina. En cambio, desarrollan una identidad integrada que honra el pasado mientras abraza el futuro, siguiendo el ejemplo de Cristo quien, según Hebreos 13:8, «es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos».
Implementando la Conexión Generacional
Organiza eventos mensuales de «intercambio cultural» donde las generaciones mayores enseñan tradiciones, recetas, e historias familiares, mientras los jóvenes bilingües comparten habilidades tecnológicas, perspectivas globales, y ayudan con traducción. Levítico 19:32 nos instruye: «Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová».
Organiza eventos mensuales de «intercambio cultural» donde las generaciones mayores enseñan tradiciones, recetas, e historias familiares, mientras los jóvenes bilingües comparten habilidades tecnológicas, perspectivas globales, y ayudan con traducción. Levítico 19:32 nos instruye: «Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová».
Implementa un sistema de mentoría intergeneracional donde cada joven bilingüe es emparejado con un adulto mayor para estudios bíblicos regulares, oración, y orientación de vida, mientras que el joven ayuda con tareas tecnológicas y comparte perspectivas contemporáneas. 2 Timoteo 2:2 establece el patrón: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros».
Desarrolla proyectos de ministerio intergeneracional que requieran tanto sabiduría cultural tradicional como habilidades lingüísticas modernas, como documentar testimonios de fe de miembros mayores en formato bilingüe para futuras generaciones. El Salmo 78:4 nos recuerda: «No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su potencia, y las maravillas que hizo».
Tercera Estrategia: Desarrollar Liderazgo Bicultural para Misión Global
La iglesia contemporánea necesita urgentemente líderes que puedan navegar efectivamente entre culturas, idiomas, y contextos ministeriales diversos. Los jóvenes bilingües en nuestras congregaciones representan una generación providencialmente preparada por Dios para este tipo de liderazgo transcultural.
Hechos 1:8 contiene la promesa y el mandato de Jesús: «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra». Esta progresión geográfica implica una progresión cultural, desde el contexto familiar hasta contextos cada vez más diversos.
Los jóvenes bilingües ya están equipados por Dios con habilidades fundamentales para el ministerio transcultural. Han aprendido a mantener su fe mientras navegando entre culturas, desarrollando «músculos espirituales» que muchos líderes cristianos luchan por desarrollar.
Los Traductores del Reino
Piensa en un traductor profesional trabajando en las Naciones Unidas durante una crisis internacional. Su valor no radica simplemente en conocer múltiples idiomas, sino en su habilidad para comunicar conceptos complejos, emociones sutiles, y matices culturales entre representantes de diferentes naciones.
Cuando una palabra no existe en cierto idioma, debe encontrar maneras creativas de transmitir el significado completo. Su trabajo puede literalmente determinar si las naciones encuentran paz o continúan en conflicto.
De manera similar, los líderes biculturales en la iglesia sirven como «traductores del reino» que pueden ayudar a diferentes grupos culturales entender y aplicar verdades bíblicas, facilitando unidad en el cuerpo de Cristo y efectividad en la misión global.
El desarrollo de liderazgo bicultural requiere más que simplemente enseñar técnicas de ministerio; involucra formar una cosmovisión bíblica que puede contextualizar el evangelio efectivamente en múltiples culturas sin comprometer verdades fundamentales. Como Pablo demuestra en 1 Corintios 9:19-22, «me he hecho a todos todas las cosas, para que de todos modos salve a algunos».
Formando Líderes Biculturales
Crea un programa formal de desarrollo de liderazgo para jóvenes bilingües que incluya teología sistemática, hermenéutica bíblica, y estudios culturales, equipándolos para ministrar efectivamente en contextos diversos sin comprometer la integridad doctrinal. 2 Timoteo 2:15 exhorta: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad».
Crea un programa formal de desarrollo de liderazgo para jóvenes bilingües que incluya teología sistemática, hermenéutica bíblica, y estudios culturales, equipándolos para ministrar efectivamente en contextos diversos sin comprometer la integridad doctrinal. 2 Timoteo 2:15 exhorta: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad».
Facilita experiencias de ministerio transcultural donde estos jóvenes puedan servir en plantas de iglesias, misiones urbanas, o ministerios universitarios que requieran habilidades biculturales. Romanos 10:15 pregunta: «¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!»
Establece asociaciones con iglesias y organizaciones misioneras que puedan proporcionar oportunidades de internado y colocación para jóvenes líderes biculturales, creando un pipeline desde el desarrollo local hasta el servicio global. Hechos 13:2-3 nos da el modelo: «Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron».
El Regalo Providencial
El ministerio efectivo con jóvenes bilingües no es simplemente una cuestión de técnicas innovadoras o programas culturalmente relevantes, sino una oportunidad providencial para que la iglesia refleje más completamente la diversidad del reino de Dios y desarrolle líderes equipados para la misión global del siglo veintiuno.
Cuando abrazamos las identidades complejas de estos jóvenes en lugar de tratar de simplificarlas, participamos en el trabajo redentor de Dios que transforma diferencias en fortalezas ministeriales. Como Dios declara en Isaías 49:6: «Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra».
Tres Pasos Hacia el Futuro
- Primero, celebra la diversidad lingüística como reflejo del corazón global de Dios, creando espacios donde ambos idiomas contribuyen a la adoración y el discipulado más profundos. No veas el bilingüismo como una complicación ministerial sino como una manifestación del reino multicultural de Dios.
- Segundo, construye puentes intergeneracionales que honren tanto la sabiduría tradicional como las perspectivas globales, facilitando intercambio bidireccional de aprendizaje y mentoría. La reconciliación generacional no requiere uniformidad cultural sino respeto mutuo y dependencia saludable.
- Tercero, desarrolla liderazgo bicultural intencionalmente, equipando a estos jóvenes para servir como «traductores del reino» en un mundo cada vez más conectado y diverso. Su capacidad para navegar entre culturas los posiciona únicamente para liderar la iglesia hacia su futuro multicultural.
Recordemos que estos jóvenes bilingües no representan un desafío ministerial que debemos resolver, sino un regalo divino que debemos desarrollar. Su capacidad para navegar entre culturas, comunicarse en múltiples idiomas, e integrar perspectivas diversas los posiciona únicamente para liderar la iglesia hacia su futuro multicultural y cumplir la Gran Comisión en un mundo globalizado.
En lugar de preguntarnos cómo podemos ayudar a estos jóvenes a «encajar» en nuestros ministerios existentes, deberíamos preguntarnos cómo Dios quiere usar sus habilidades únicas para transformar y expandir su reino. El futuro de la iglesia no es monocultural sino multicultural, y estos jóvenes bilingües son los líderes que Dios ha preparado para guiarnos hacia ese futuro glorioso.
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